Se llamaba Harper Lee. Escribió "Matar a un ruiseñor". Lo hizo, en blanco, en Alabama en 1960. Sólo cinco años antes una mujer valiente, se había negado, en negro, a ceder su asiento a un cabrón. Entonces habían millones y millones de cabrones por todas partes que se creían con más derechos humanos que los demás por el color de su piel. Ahora quedan aún bastantes, pero muchos menos que antes.
Ella se lo gritó a todo el mundo, con una obra única: "Dispara a todos los pájaros azules que quieras, si es que les puedes acertar, pero recuerda que es un pecado matar un ruiseñor-", de una belleza literaria y dramática conmovedoras. Lo hizo en Alabama (que tiene cojones). Igual que Rosa Parker. Y consiguió lo que parecía imposible: que se dejara de disparar impunemente a los ruiseñores sin que los que lo hicieran pagaran por sus pecados.
Vuela, vuela, ruiseñor. Te espera el inmenso Cielo azul por el que vuelan libres todos los pájaros azules y todos los ruiseñores que defendiste. Ellos te llevaran con sus alas ante nuestro Hacedor.
DEP Harper Lee.
Ella se lo gritó a todo el mundo, con una obra única: "Dispara a todos los pájaros azules que quieras, si es que les puedes acertar, pero recuerda que es un pecado matar un ruiseñor-", de una belleza literaria y dramática conmovedoras. Lo hizo en Alabama (que tiene cojones). Igual que Rosa Parker. Y consiguió lo que parecía imposible: que se dejara de disparar impunemente a los ruiseñores sin que los que lo hicieran pagaran por sus pecados.
Vuela, vuela, ruiseñor. Te espera el inmenso Cielo azul por el que vuelan libres todos los pájaros azules y todos los ruiseñores que defendiste. Ellos te llevaran con sus alas ante nuestro Hacedor.
DEP Harper Lee.