MAL VIAJE
Sentado en la mesa, retumba en mis oídos la voz de un anciano:
-Un vaso de leche merengada con una bola de helado, por favor.
Suena como si estuviese viendo una película antigua y mal doblada. La conversación de la mesa contigua penetra del mismo modo en mis oídos. Es insoportable.
Cada segundo que pasa siento que cualquier atisbo de lucidez ha huido de mi cabeza. No sé exactamente cuanto hace que empecé a sentirme así, pero cada vez que pienso en ello me parece más lejano ese momento. Bajo un sol abrasador, soy capaz de analizar todos los comportamientos que mantengo en mi vida y pensar en como sería capaz de mejorarlos. Sin embargo, empiezo a estar convencido de que la sensación que tengo no es pasajera. Creo firmemente que mi cerebro ha dejado de funcionar para siempre. Me he vuelto loco.
Me encuentro caminando sediento y mojando constantemente mi cabeza. La gente me está mirando, y yo estoy empezando a ponerme nervioso. Es probable que lleve meses vagando sin destino por la ciudad repitiendo la misma acción y ese sea el motivo de tanta curiosidad; Posiblemente ya soy conocido como “el loco del agua”.
Una vez asumida mi incapacidad mental, creo que lo mejor es suicidarse. Mi familia debe haber renegado de mí hace meses. A lo lejos una ambulancia se me antoja como la única salida. Podría ir y explicarles lo que me ha pasado. Quizá no estoy loco todavía, quizá únicamente estoy sufriendo las consecuencias de un mal viaje. Decidido, me acerco con paso firme a la ambulancia.
“No puede ser. Quieren capturarme y encerrarme”
Me doy la vuelta, me mojo la cabeza de nuevo y corro directo hacia el coche que cruza la carretera, esperando que ponga fin a mi agonía.
Bye bye
"La fastidié”. Fue el pensamiento que cruzó mi nublada mente antes de morir desangrado o el primero que tuve una vez di de bruces con la respuesta a la pregunta que le hacía constantemente de pequeño a mi padre . Esperaba que el tiempo se detuviese , que mi memoria se borrase por arte de magia y cesasen los remordimientos que me invadían por las decisiones tomadas en vida. Que sensación tan terrorífica la de hallar que precisamente lo único que tendría sería todo el tiempo del mundo para reflexionar sobre cada instante de mi existencia. Que iluso fue el pensar que hallaría el descanso eterno y que cobarde que fui al optar por esta salida. Hubiese llorado a rabiar como hacía de pequeño para que mi yaya me prestara atención , pero pronto me di cuenta de que por mucho empeño que pusiese jamás lo lograría . Estaba inmovilizado y lo único que este diabólico estado me permitía era observar el escenario dantesco que había dejado como señal de mi último error producto de la impotencia de haber perdido el amor de Elena.
Pasaron varias horas hasta que mi hija halló a su desenamorada madre ahorcada en el salón y el cuerpo sin vida de su cobarde padre en el baño. El rostro de mi hija al encontrar la sorpresa que le habían dejado sus padres tras su cena romántica sería otra carga que debería de llevar en esta travesía infernal. Qué vergüenza hacerla sufrir por esta niñería. Lo último que pude observar antes de que se hiciese la oscuridad fueron sus tiernos labios en mi frente como mi madre cuando me hacía el dormido en la cama. En ese momento lo comprendí todo ...pero era tarde.
Sufrimiento y paz
En un lugar perdido en el bosque los animales huyen y entre ellos los pájaros vuelan asustados por un extraño ser que grita,corre,se arrastra y tambalea hacia los árboles, interrumpiendo la calma y la tranquilidad de árboles frondosos,una maravillosa fauna y un verdor primaveral digno de un autentico paraíso.
Este ser es humano,un hombre entre 40 y 50 años,su aspecto no es muy alentador flacucho,deshidratado,golpeado,sucio y con barba de no haberse afeitado desde hace mucho tiempo,calvo y con ropajes rotos,al igual que lo que le debe de suceder en su interior,el pobre hombre esta destrozado por dentro y por fuera y viceversa, tanto que parecía un anciano, por algo que le ha hecho un daño inigualable, huye de ello al igual que los animales que huían de el.
De repente se para en seco ante un lago,se mira en el reflejo del agua y al verse tan mal empieza a llorar como un niño,al pensar que un día fue un hombre que lo tenia todo: su mujer y su hijo,casa,trabajo,coche,dinero,amor,dinero,amistad...y por consiguiente la felicidad,todo lo que una persona puede desear para que su vida salga adelante,y la sonrisa que se dibujaba en su cara con ojos melancólicos se convertía en histeria al pensar en el engaño de su mujer con otro hombre,la muerte de su hijo en un accidente de coche,el haber sido despedido de su trabajo al no poder rendir bien y no poder estar centrado,el embargo de su casa al no poder hacer frente a los pagos de la misma e igual con el coche recién comprado,recordaba después el verse tirado en la calle con una manta,un cazo para pedir dinero y un ratón de mascota que lo llamaba Buki,siendo el olvido de lo que un día había sido,y el pensar que unos vándalos le quemaron lo poco que tenia y lo golpearon riéndose de él, lo hizo reventar, no podía más, se adentraba en el agua dispuesto a suicidarse,y cuando el agua iba a la altura de la cintura,algo lo paralizó.
Un lobo lo miraba fijamente a los ojos,no gruñía, no mostraba violencia,pero en cambio si que le transmitía algo inigualable,la compañía y que no hiciera algo extraño,que el estaba ahí ademas de calmarlo como la música que apacigua las fieras,pudo saber por lo que podía ver que ese animal era algo especial,salió del agua y se acerco a él,lo acarició y le dijo "Hola amigo,me llamo Alexander,te llamare Buki",el lobo empezó a lamerle la cara,y Alexander,comprendió algo que le cambio la vida para siempre,el bosque era su hogar,en la ciudad estaba totalmente en lugar equivocado,en el bosque era donde debía de estar,con su amigo Buki,el entrañable lobo que le había salvado la vida,la paz por fin colmaba su alma y su corazón,y a partir de ahí seria un hombre del bosque,a lo que el exclamó "hogar dulce hogar".
Cyclum
¿A que se debe la exagerada e inesperada evolución del ser humano?
Que nos hace tan diferentes del resto?
En dos mil años desde ahora, cuando, según tu concepción del tiempo evolutivo, la especie humana habrá superado los dos millones y medio de años de edad, los mecanismos para hacer posible el viaje temporal serán descifrados y depurados.
Se habrán de crear también nuevas formas de matar. De arrasar. La destrucción definitiva alcanzará su momento culminante.
En nuestra eterna batalla contra nosotros mismos mutilaremos la Tierra. Se tornará en nuestro más feroz enemigo. Intentaremos, diezmados, huir de su Ira, pero nada esperanzador aguardará en la estrellas.
Nuestro hallazgo será nuestra tabla de salvación. El tiempo mismo será plegado.
La especie maldita regresará. Retrocederá más de dos millones de años. A la temprana edad humana.
El derrotado hombre del futuro cruzará su camino con su mugriento antepasado. En su naturaleza compasiva, le proporcionará conocimientos de incuantificable valor. Serán llamados Dioses, y caminarán por la misma tierra. La especie maldita contribuirá a esa mentira, gustosa de su estatus divino.
De esta sociedad surgirán civilizaciones. Naciones cada vez más desarrolladas. Podrán, con éxito, arrasar y destruir todo a su paso a una mayor velocidad.
Pero el final siempre será el mismo. Un descubrimiento. Una fórmula. Un alzamiento. Una huida.
El circulo evolutivo siempre se repetirá. Y tras cada viaje, el hombre de las cavernas se reencontrará con sus dioses, cada vez más avanzados, cada vez menos humanos.
Eres del futuro, simplemente aún no has descubierto como huir de él.
Bueno el retraso en este ultimo grupo se debe a que la gente está de vacaciones y crei conveniente retrasar un poco este ultimo grupo para que a la gente le de tiempo a volver de vacaciones.Ultimo trayecto
Es inevitable, en algún momento se cruzarán nuestras miradas: estamos sentados uno frente al otro y el vagón está vacío. Es el último trayecto del servicio nocturno. En el asiento contiguo al mío hay un periódico del día. Lo miro de soslayo. La policía investiga el asesinato de dos chicas y crece la tensión en Gibraltar. Me vuelvo hacia ella y contemplo su aire melancólico. Se apoya ensimismada en el saliente de la ventanilla. Es el tipo de mujer que se me da bien.
La descubro mirándome con ojos acuosos y cansados, las manos sobre el regazo. Mi traje y mi rostro de rasgos suaves la relajan. Estoy de suerte. Esbozo una sonrisa tímida y evasiva. Despliego encanto, es mi truco infalible. Ella ladea ligeramente la cabeza, como estudiándome. Cruza las piernas y balancea en el aire la pantorrilla. Yo bajo un segundo la mirada para no intimidarla. No estoy seguro de por dónde empezar. Por fin, le pregunto cómo se llama. Lidia. Ah, un bonito nombre. (Con sonrisa franca y jovial). ¿Y el tuyo? Mmm...empieza por A. Oh, venga. (No le apetece jugar). Me llamo Antonio. Perdona, estoy cansada. Le gusto y la conversación fluye, pero no puedo demorarlo más: ¿Dónde te bajas? Se baja tres estaciones más allá de la mía.
Por un momento pienso en cómo sería quedar con ella para tomar un café a la luz del día. Con las otras dos también se me pasó esta idea por la cabeza antes de actuar. No sé por qué ni me importa. Sin dejar de mirarla, instintivamente, voy dándole la vuelta al periódico hasta ocultar los titulares. Mira por dónde, yo me bajo en la misma estación que tú.
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