Batalla de Mantinea. 362 a.C.Tras la gran victoria de Leuctra sobre los espartanos, la ciudad de Tebas había obtenido la hegemonía sobre la Grecia Central, región hasta entonces controlada por Esparta. Y ahora los tebanos, guiados por Epaminondas, habían decidido "tocarles las narices" a los espartanos en su propia zona de influencia tradicional: la península del Peloponeso. Para ello contactaron con las "polis" de Arcadia, región situada en el centro del Peloponeso, y fomentaron la creación de una confederación de ciudades-estado aliadas que estarían aliadas con Tebas, y que recibió el nombre de Liga Arcadia. Con ello Tebas adquiría el control sobre una zona estratégicamente vital para dominar los movimientos políticos y belicos en el Peloponeso.
Esparta reaccionó a este movimiento aliandose con la ciudad de Elis y con los aqueos, situados en el norte de la península. Así los espartanos controlaban el norte y el sur de la península, paliando en cierto grado el efecto que había tenido la creación de la Liga Arcadia. El siguiente paso lo dieron los arcadios, que decidieron ocupar el Santuario de Zeus en Olimpia, ciudad situada en la zona de influencia de Elis, la Élide. Pero esto supuso un error político. Una de las ciudades arcadias, Mantinea, estuvo en desacuerdo con esta acción, quizá por considerarla un "sacrilegio", y decidió abandonar la Liga y aliarse con Esparta. Ante esta defección, Tebas decidió intervenir militarmente para restaurar la integridad territorial de la Liga, y envió un ejército con Epaminondas al frente.
Bandos enfrentados:
Mapa del Peloponeso con las zonas de influencia de Tebas y Esparta.
Los mantineos, ante lo que se les avecinaba, pidieron ayuda militar a Esparta y Atenas, que decidieron acudir a la llamada. Consiguieron también el apoyo de algunas ciudades arcadias descontentas también con el dominio tebano, como Orcómenos o Heraea. Elis y los aqueos, aliados de Esparta, también se unieron a Mantinea.
Tebas, por su parte, contó con el apoyo de la mayor parte de las ciudades de la Liga Arcadia, como Tegea, Asea, Megalópolis o los palantieos, entre otras. Tabién recibieron el apoyo de otras "polis" del Peloponeso tradicionalmente enemigas de Esparta, como Mesenia, Argos o Sición, esta última ciudad que acogía a una guarnición tebana.
Maniobras:Epaminondas se puso en marcha con su energía y determinación habituales. Avanzando a marchas forzadas llegó al norte del Peloponeso tras cruzar el itsmo de Corinto y tomó posiciones en la ciudad de Nemea, donde preparó una emboscada para aniquilar a las fuerzas que los atenienses iban a enviar. La accidentadísima orografía del Peloponeso es muy propicia a este tipo de trampas, como se puede apreciar en esta foto:

Por fortuna para los atenienses estos habían decidido hacer el viaje por mar en vez de por tierra, y por ello se salvarón de una más que probable destrucción total. Desembarcaron en territorio espartano y se dirigieron por tierra hasta Mantinea, donde ya se habían concentrado las fuerzas de Esparta y sus aliados. Cuando Epaminondas supo de esto, se dirigió hacia Tegea, situada justo al sur de Mantinea. Resguardó a sus tropas tras los muros de la ciudad y esperó a que las fuerzas de sus aliados fuesen llegando.

Movimientos de Tebanos y Atenienses.
Cuando estimó que tenía fuerzas suficientes a su disposición (alrededor de 30.000 hombres), reflexionó sobre el próximo paso a dar. Y decidió sorprender a sus enemigos atacando a... Esparta. La ciudad laconia había quedado prácticamente desguarnecida tras la marcha de sus soldados hacia el norte, y por ello Epaminondas marchó hacia la misma al frente de su ejército. Por fortuna para Esparta un desertor informó al rey espartano Agesilao de los planes de Epaminondas, y el espartano se dirigió a toda velocidad de regreso a su ciudad con sus hombres. Llegó apenas un poco antes que Epaminondas, y pudo rechazar el ataque, pese a su inferioridad numérica, gracias a las fortificaciones de la ciudad. Entonces el tebano decidió regresar hacia el norte, y también lo hizo el espartano, pero se vió obligado a dejar más de la mitad de sus hombres en Esparta, en previsión de un nuevo ataque. Epaminondas había logrado al menos "fijar" a un buen grupo de soldados enemigos en Esparta. Esos soldados no lucharían ya en la batalla decisiva, e iban a ser echados de menos por sus aliados.
De vuelta en Tegea, Epaminondas mandó a su caballería a los alrededores de Mantinea, con la misión de saquear y de apresar a cuantos ciudadanos mantineses pudiera, pues era la época de la cosecha. Se lo impidó la caballería ateniense, que andaba por el lugar y protegió a los ciudadanos hasta que estos pudieron entrar en la ciudad.
Tras esto, Epaminondas decidió que ya había llegado el momento de buscar una batalla decisiva, y avanzó con todas sus tropas a Mantinea. Tenía a su disposición a un ejército muy bien preparado, con la moral muy alta y, al contrario que en Leuctra, superior numéricamente al enemigo: Disponía de 26.000 hoplitas (infantería pesada), 4.000 peltastas (infanteria ligera) y 3.000 jinetes, para un total de 33.000 soldados. Espartanos, atenienses y aliados disponían de 20.000 hoplitas, 1.000 peltastas y 2.000 jinetes: 23.000 soldados en total.
La Batalla:
Posible campo de batalla de Mantinea.
Epaminondas se aproximó a Mantinea no por el camino más corto, sino por una ruta a través de las montañas situada al oeste de Tegea. Cuando descendió de las montañas hacia la llanura de Mantinea, sus enemigos formaron en orden de batalla, en un terreno llano situado a 30 estadios (5 km. aproximadamente) al sur de Mantinea. Epaminondas dió ordenes para que sus soldados simulasen que iban a levantar un campamento y no iban a luchar, por ello el enemigo, creyendo que no iba a haber batalla ese dia, empezaron a romper la formación pensando en que lucharían al dia siguientes. Epaminondas ordenó entonces volver a coger las armas y que se formase una columna, y a continuación avanzó en linea recta hacia el enemigo. Éste, desconcertado, apenas tuvo tiempo de volver a formar de manera apresurada la línea.
Conforme se iba acercando al enemigo el ejército de los tebanos y sus aliados cambió su despliegue, pasando de formar una columna a formar una línea, línea dispuesta en un orden oblícuo muy semejante al ya adoptado en Leuctra, con un flanco izquierdo muy potente y profundo, y el centro y la derecha más retrasados. Al frente del "ariete" del flanco izquierdo estaba el Batallón Sagrado, los mejores soldados de Tebas, con el mismo Epaminondas dirigiendo en primera fila. Epaminondas, además, envió a la mitad de sus jinetes y peltastas a dispersar a la caballería que formaba delante de la línea enemiga, y a la otra mitad la envió a una colina situada a su derecha para impedir que los hoplitas y jinetes atenienses, formados en la izquierda de la línea aliada, pudiese envolver a la débil derecha tebana.

La Batalla de Mantinea.
Una vez tomadas estas disposiciones se lanzó el ataque. Como en Leuctra nueve años antes, la caballería tebana dispersó a la enemiga, y acto después chocaron las lineas de hoplitas, "los muros de bronce". Y como nueve años antes la izquierda tebana embistió y disgregó a la derecha de los espartanos, y esto provocó también que se fuese disgregando también el resto de la línea enemiga. Los jinetes situados en la colina de la derecha no pudieron contener a los atenienses, pero al menos los retrasaron el tiempo suficiente como para que la infantería decidiese la batalla y los atenienses, viendo a sus aliados huir, se retirarasen también del campo.
Pero algo sucedió que impidió que la victoria tebana fuese total. En pleno fragor de la batalla Epaminondas, situado en pleno fragor de la lucha, fué herido de muerte por una lanza enemiga. No murió al instante, y vivió lo suficiente para saber de su victoria. Pero cuando corrió la noticia entre las tropas, estas se detuvieron y retrocedieron, cuando el ememigo estaba ya en franca huida. Así este pudo retirarse en relativo buen orden. Así se dejó escapar la oportunidad de aplastar completamente al enemigo. Ninguno de los lugartenientes de Epaminondas tuvo la iniciativa ni el liderazgo de tomar el relevo de su jefe y "acabar el trabajo". Y no solo en esta batalla, pues poco después los tebanos abandonaron el Peloponeso y dejaron que la hegemonía lograda mercer a la habilidad de este gran general se fuese diluyendo poco a poco, dejando en Grecia un vacio de poder que no mucho tiempo después ocuparía un reino del norte: Macedonia. Lo cierto es que ninguno de los conciudadanos de Epaminondas le llegaba ni a la suela de las sandalias.

Relieve donde se representa la muerte de Epaminondas.
Análisis táctico:Con respecto a Leuctra, podemos ver algunas variaciones tácticas que realizó Epaminondas. En primer lugar, simular que no quería combatir ese dia para que sus enemigos se disgregasen, y luego avanzar para que tuviesen que volver a formar de forma apresurada. Es posible que Epaminondas sospechase que el enemigo hubiese ideado alguna manera de intentar contrarrestar el poderio de su flanco izquierdo, potenciando ellos su flanco derecho para igualar las fuerzas en ese sector, o dejando alguna fuerza de reserva. Por eso, al hacerles abandonar la formación y luego obligarles a volver a adoptarla, quizá quería que tuviesen que formar tan precipitada e improvisadamente que no pudiesen disponer la formación necesaria para responder adecuadamente al orden oblícuo. Estas son conjeturas mías, aclaro. Solo Epaminondas sabía por qué lo hacía.
También colocar una fuerza de contención en la derecha para evitar un contraataque a su lado débil es una variación respecto a Leuctra. Y es que con toda seguridad había pensado en que medidas se podían adoptar contra su "orden oblícuo", y como se podían anular las mismas. Otra muestra de su inmensa grandeza como táctico, no se conformaba con tener una gran idea, pensaba en que podían hacer los otros contra esa gran idea, y mejoraba con ello su gran idea.
Por último el paso de la formación en columna a la formación oblícua en pleno avance demuestra una excelente preparación de sus soldados y sus oficiales, pues se trata de una maniobra táctica compleja, muy compleja. Era una máquina de guerra extraordinaria, que no sobrevivió a su creador. Epaminondas fué seguramente el 2º mejor general griego de la Historia, únicamente igualado por Filipo II y superado por Alejandro Magno.
Fuentes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de_Mantinea_(362_a._C.)
http://www.satrapa1.com/articulos/antiguedad/epaminondas/epaminondas3.htm