Se ha muerto un gigante de la literatura universal. Cuando Cervantes aprendió alemán, le dio por llamarse Günther Grass. Su Don Quijote no se llamaba Alonso Quijano, sino Oskar Matzerath. Y los molinos contra los que luchó no eran gigantes, sino enanos, pero ambos tenían en común que eran de viento. Ese viento huracanado que pasa por la historia arrastrando todas las culpas y dejándola limpia de impurezas, y de nubes, como la conciencia de un niño que observa el infinito en una noche clara poblada de estrellas.
Llevaba bigote y lentes como Cervantes (o era Quevedo el que llevaba lentes?). Y también luchó en la guerra y fué prisionero en Argel, que entonces estaba en Alemania, allá por el siglo XX, hasta que la poesía lo liberó de sus cadenas y entonces fué, y se compró un Tambor de Hojalata con el que atronó a toda Alemania, hasta que se enteraron en toda Europa y parte del extranjero. Su grito estridente, que rompía pesadas conciencias como si fueran frágil cristal de Bohemia, lo oyeron hasta en Suecia. Y le dieron el Premio Nobel. Vaya que si se lo dieron! O les rompía toda la vajilla a chillidos. Pues no era nadie Günther "Mazerath" Grass cuando se ponía a chillar con la pluma de escribir!
Ahora se ha ido a reunirse con los grandes como Cervantes, como Neruda, como Döblin, como García Márquez. Y no pararan de luchar contra molinos de viento, sean enanos o gigantes, ni de tocar el tambor despertando conciencias dormidas que creyeron poder apagar el despertador de la Historia, ni de chillar como posesos poniendo voz a los sin voz, hasta que se rompa toda la cristalería. Joder, qué follón se va a armar en el Cielo! San Pedro ya debe estar guardando la vajilla de Murano en la alacena, por lo que pueda pasar, ahora que ya está por allí ese gigante que, para ser universalmente grande, se hizo enano.
DEP.
Llevaba bigote y lentes como Cervantes (o era Quevedo el que llevaba lentes?). Y también luchó en la guerra y fué prisionero en Argel, que entonces estaba en Alemania, allá por el siglo XX, hasta que la poesía lo liberó de sus cadenas y entonces fué, y se compró un Tambor de Hojalata con el que atronó a toda Alemania, hasta que se enteraron en toda Europa y parte del extranjero. Su grito estridente, que rompía pesadas conciencias como si fueran frágil cristal de Bohemia, lo oyeron hasta en Suecia. Y le dieron el Premio Nobel. Vaya que si se lo dieron! O les rompía toda la vajilla a chillidos. Pues no era nadie Günther "Mazerath" Grass cuando se ponía a chillar con la pluma de escribir!
Ahora se ha ido a reunirse con los grandes como Cervantes, como Neruda, como Döblin, como García Márquez. Y no pararan de luchar contra molinos de viento, sean enanos o gigantes, ni de tocar el tambor despertando conciencias dormidas que creyeron poder apagar el despertador de la Historia, ni de chillar como posesos poniendo voz a los sin voz, hasta que se rompa toda la cristalería. Joder, qué follón se va a armar en el Cielo! San Pedro ya debe estar guardando la vajilla de Murano en la alacena, por lo que pueda pasar, ahora que ya está por allí ese gigante que, para ser universalmente grande, se hizo enano.
DEP.